La Madre…al pie de la cruz…estaba

En la escuela de María Dolorosa aprendo a “estar”. Estar, permanecer, esperar, no apurar ni apurarme. ¡Qué difícil se hace en estos tiempos!

María al pie de la cruz con su “estar” me desafía. Desafía mis ansiedades e inquietudes, desafía mis prisas y arrebatos, mi impulsividad y eficientismo. Desafía mis expectativas sobre el futuro, los cálculos y los resultados. Desafía mi lógica sin fe y, a veces, mi fe desencarnada. ¡¡Me desafía en tantos aspectos!!

Gracias, Madre Dolorosa, intrépida, firme y mansa, por ofrecerme tu vida como un espejo en el cual mirarme para aprender a “estar”, a aquietarme, a abandonarme y confiar. Gracias, Madre, porque tu “estar” al pie de la Cruz me invita a entender mi consagración como una vocación a “estar” al pie de la cruz de cada doliente que encuentro en el camino.

Me siento desafiada por tu “estar”, Madre. Acepto el desafío de “estar”, como vos, acompasando las cruces de mis hermanos a tu modo, que es el modo de Jesús. Acepto intentar vivir la profecía del “estar”.

Madre, caminá conmigo. Ayudame a ser paciente, mansa, esperanzada. Enseñame a acompañar a mis hermanos sin arrebatar ni apurar tiempos, a esperar contra toda esperanza, como vos, fijando mis ojos y mi corazón solo en El y en el Reino. Así sea.

Madre Viviana Acosta Salcedo
Berisso, Buenos Aires