En Escuela de María, Madre de la Caridad al pie de la Cruz…
En la Escuela de María al pie de la Cruz, encontramos a Jesús Crucificado, Maestro del Amor sin medida, del Amor más grande. Jesús, desde la Cruz, nos enseña y nos muestra el camino para amar y para que podamos recorrer este camino, muchas veces arduo y dificultoso por nuestra debilidad, nos dice, mostrándonos a su Madre: “Mira y haz como Ella”:
…Cuando la enfermedad se hace nuestra compañera de camino… Jesús te dice: “Mira y haz como Ella”…
…Cuando nos resistimos frente a los desapegos y pérdidas que la vida nos va presentando… Jesús te dice: “Mira y haz como Ella”…
…Cuando se nos hace difícil sobrellevar el dolor por la muerte de un ser querido… Jesús te dice: “Mira y haz como Ella”…
…Cuando experimentamos la incomprensión por vivir los valores del Evangelio… Jesús te dice: “Mira y haz como Ella”…
…Cuando frente a la realidad que nos toca vivir, no tenemos fuerzas para ser hombres y mujeres de esperanza… Jesús te dice: “Mira y haz como Ella”…
…Cuando nuestra identidad de discípulos misioneros se debilita por el cansancio y el desánimo Jesús te dice: “Mira y haz como Ella”…
…Cuando nos cueste perdonar hasta el fondo y de corazón por el daño que nos han causado… Jesús te dice: “Mira y haz como Ella”…
… Cuando nos toquen vivir estas u otras muchas circunstancias dolorosas, dejemos resonar en nuestro corazón: “Mira y haz como Ella”…
Madre queremos mirarte y hacer como vos. Te pedimos Madre querida, Madre al pie de la Cruz, que nos cobijes y albergues en tu Corazón. Allí nos sentimos queridos, seguros, a salvo. Ayúdanos a tener puesta nuestra mirada contemplativa en tu ser y en tu quehacer, para que de ellos tomemos la medida de nuestro amar. Que por la gracia de tu intercesión experimentemos la firmeza y la fuerza de la Fe que nos ayudará a enfrentar los desafíos que nos interpelan a una vida cada vez más sencilla y evangélica. Queremos, como vos, adherirnos a la Voluntad de Dios, anunciar la grandeza del Amor de Dios por cada uno de sus hijos, servir con gestos humildes y pequeños, promover la cultura del encuentro, ser artesanos de la paz y de la concordia. Que la experiencia de tu dolor le dé pleno sentido a las experiencias de dolor que muchas veces nos agobian. Sólo en tu Escuela podemos aprender a descifrar los designios de Dios escondidos en la trama de los acontecimientos y en la mediación de las personas que pones a nuestro lado. Gracias Madre por estar y permanecer de pie junto a la cruz de todos tus hijos, junto a nuestra cruz. Amén
Madre Beatriz Storari
La Plata, Buenos Aires