Meditación sobre José
Estos días pensamos en José de Nazaret como esposo, como ese joven adulto con sueños y proyectos, con esperanzas, como padre que eligió la paternidad, que le puso cuerpo a la obediencia y que decidió dar el primer paso y caminarlo hasta el final.
José, un hombre de paz, un hombre alegre… un hombre que cuidaba, que se dejaba cuidar, porque sabiéndose amado era libre y amaba con libertad. ¡José, feliz y bienaventurado!
Meditar sobre su figura mansa y buena, mueve el deseo grande de saber de él y de María, de su relación con el Padre Dios, de conocer sus detalles más escondidos, de espiar sus pensamientos, de escuchar sus palabras y risas. Y surge la pregunta: ¿Señor, por qué nos diste el modelo de José, qué quieres que aprendamos de Él? ¿Cómo obedecer?
Deteniéndonos concentrados en la escucha del silencio de Dios, brota la palabra de vida: “mientras José dormía el ángel del Señor le dijo…”. Esta circunstancia de la vida de José tiene múltiples enseñanzas para nosotros. Nombremos algunas…
1. Descansar, abandonarse, creer, confiando en que Dios dirá qué hacer en el momento preciso.
2. Escuchar con fe y no hacernos los duros, los que ya sabemos, los que no necesitamos explicaciones, o los que tenemos que entender racionalmente todas las cosas para que sean ciertas.
3. Dejarnos decir por Dios, a través de los hermanos lo que quiere de nosotros.
4. Obedecer. Actuar, hacer, activarnos, ponernos en camino, en movimiento. Es decir, con el corazón abandonado, decidir hacer lo que Dios nos susurra al oído, lo que Dios pide iluminando nuestro interior (seguir su inspiración).
José es un hombre especial, un hombre entregado y enamorado del plan de Dios, que lo puso siempre primero. Que esperó los signos, que se arriesgó hasta la locura, que se lanzó a la aventura de acompañar a María en su camino de fe… José, de la Tribu de David, del Pueblo elegido, de la descendencia de los hijos de Dios. Todos podemos sabernos de la familia de José, porque con María nos abrieron la posibilidad de la reconciliación en Cristo, cuidando al Verdadero Cordero, de recibir por atracción las bendiciones del Dios de Israel, de seguir siendo cuidados con su oración silenciosa y poderosa en comunión de santidad.
José, Esposo, imagen del Dios enamorado de la Novia del Apocalipsis… José, Varón del corazón indiviso, del amor virginal nos enseña que se vence de rodillas, con la oración, él sabe que la victoria siempre es de nuestro Dios, Roca, Alcázar, Baluarte, Refugio y Señor de los Ejércitos.
Que podamos descansar en Dios, escuchar su Voz, dejarnos decir, obedecer y amar como José de Nazaret.