Pre-Noviciado

“Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Sam 3, 9)

El pre-noviciado es un tiempo de crecimiento personal y discernimiento para la joven que desea confrontar el propio don con el carisma canossiano y conocerlo en la modalidad de la vida religiosa.
El itinerario formativo del pre-noviciado es ofrecido a la joven quien, fascinada por el Señor Jesús Crucificado, desea seguirlo y vivir para su Reino en nuestra Familia Religiosa. Atraída por nuestro estilo de vida y sensible a la necesidad del prójimo, ella participa activamente de la vida eclesial, eligiendo experimentarla en el seno de una comunidad apostólica y a través de nuestros ministerios de caridad.
El objetivo general de esta etapa es la maduración en la joven de la capacidad de elegir libremente y como creyente entrar en la vida consagrada canossiana.

 

Noviciado

“La atraeré a mí, la conduciré al desierto y le hablaré a su corazón.” (Oseas 2, 16)

El noviciado es el tiempo fuerte por excelencia de iniciación integral en la forma de vida propuesta por el Carisma Canossiano y de experiencia del seguimiento radical de Cristo Crucificado a quien la joven se dispone a poner en el centro de su propia existencia, con la guía de María, Madre de la Caridad al pie de la Cruz.
La joven es guiada hacia la progresiva asimilación de los sentimientos de Cristo Crucificado hacia el Padre y hacia la humanidad entera, y a la integración de su propia identidad alrededor del carisma, vivido y custodiado en el Instituto.

Juniorado

Es el período de la profesión temporánea (se renueve anualmente)  en el que la Hermana está llamada a interiorizar e integrar los valores aprendidos en las etapas anteriores y a verificar su aptitud para vivir en plenitud la vida y la misión del Instituto. Está comprometida a apropiarse del carisma canossiano y a prepararse para la profesión perpetua. (R.d.V. 72)

Formación Permanente

Nuestra vida es dinámica y cada etapa que vivimos  nos desafía a la conversión del corazón, que es una tarea de toda la vida.
La canossiana consagrada a Dios por los votos de Castidad, Pobreza y  Obediencia, desde los votos perpetuos hasta el encuentro  definitivo con el Señor sabe lo necesario de la formación permanente, que le ayuda a ser mujer de este tiempo, y en especial a dejarse moldear por el Señor en los diferentes servicios y aspectos de su vida cotidiana.
Es el tiempo de la adultez de la consagrada canossiana… hermana, madre… y esposa de Cristo,  que se nutre de la Palabra, los Sacramentos, el Magisterio  y de ellos saca luz y fortaleza para ser testigo del Amor Grande del Señor a toda la humanidad.