Adoración al Santísimo

¿Cristo vive en el Sagrario?

Un amigo me ha enviado la fotografía que acompaña este texto. Me llegó ayer noche y me dejó impactado. Un pastor alemán de la Unidad Canina de Rescate de la Marina de los Estados Unidos, entrenado para detectar personas que permanecen con vida entre los escombros de cualquier tipo de catástrofe natural, entra en una iglesia y se detiene detrás del altar frente al Sagrario. El can se coloca en la posición con la que habitualmente indica que en ese lugar hay alguien con vida. ¡Y lo hace frente al Sagrario donde reposa Cristo Eucaristía!

¡Es que Cristo vive! Jesús cumplió su promesa: «No os dejaré huérfanos… Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» además del «Yo soy el Pan de Vida». Su Sacrificio en la Cruz, a través de la Santa Misa, nos permite alimentarnos de su Cuerpo y de su Sangre. Y se queda en el Sagrario, disponible para acudir a nuestro encuentro. ¡Vivo!

 Y desde cada uno de los Sagrarios llena de amor el mundo. Su corazón palpita para adorar a su Padre y para acoger nuestras súplicas y necesidades, nuestro agradecimiento y nuestra oración. ¡Vive Cristo! Y espera llenar de esperanza las aspiraciones del corazón de cualquier persona que se acerca a Él.

 ¡Cristo vive en el Sagrario! ¡Su presencia es real! ¡Y palpita de amor! ¡Permanece en el tabernáculo en forma de pan consagrado acompañando nuestro camino hacia el Padre!

 ¡Cristo vive en el Sagrario! Lo atestigua la vela con la llama encendida centelleante que a todas horas indica que allí hay vida. ¡Cristo vive y nos acoge con ese calor repleto de misericordia, de amor y de ternura!

 ¡Cristo vive en el Sagrario! Nos ve, nos escucha, nos espera, nos llena de amor y de esperanza. Nos invade de la luz del Espíritu, nos ofrece la fortaleza que nos falta, nos ayuda a superar las adversidades, nos levanta de las caídas, nos aleja de las tentaciones.

 ¡Cristo vive y el pálpito de su presencia es detectado por este can especialista en salvar vidas! ¡Cristo es una realidad viva, está en cada uno de los sagrarios del mundo y espera que uno acuda a visitarle humilde y gozosamente, espera que uno se postre ante su presencia amorosa y se deje cubrir por su amor desbordante! ¡Cristo vive y hoy quiero ir de nuevo a su encuentro para darle las gracias por haber decidido quedarse para cubrirme de su presencia!

 ¡Señor, gracias por estás presente en el Sagrario, por estar realmente presente, aquí, en nuestro mundo en la especie Eucarística!

¡Gracias, Señor, porque te haces presente en tu humanidad y en tu divinidad para acompañarnos en nuestro caminar!

¡Gracias, porque el Jesús de Nazaret, nacido en la pobreza de Belén, de las entrañas de Nuestra Madre, que por amor has venido a enseñarnos el mandamiento del amor y te haces presente cada día en la Eucaristía!

¡Gracias, Señor, porque permaneces en el Sagrario ¡vivo!, palpitando de amor y de misericordia para acoger nuestras fragilidades, debilidades y miserias pero hacendoso como sabes hacerlo tú, con infinita comprensión y con bondadosa ternura!

 ¡Gracias, Señor, porque estás vivo y presente en el Sagrario,  habiéndote entregado en el martirio cruel de la crucifixión para morir por mí!

 ¡Gracias, Señor, porque estás vivo al vencer a la muerte con tu Resurrección!

¡Gracias, Señor, porque estás vivo en el Sagrario,  en forma de Hostia consagrada, desbordando grandes fuentes de ternura, de humildad, de perdón, de generosidad, de misericordia porque el tuyo es un Corazón que ama a raudales!

¡Gracias, Señor, porque estás vivo y siento cómo tu Corazón me llena de tu Amor Infinito,  de tu Caridad divina, de tu Misericordia luminosa!

¡Hoy y siempre, Señor, te adoro y te doy gracias porque estás vivo en todos los sagrarios del mundo,  especialmente en los que estás más abandonado y olvidado!

¡Te adoro, Señor, porque estás vivo y te unes a mí, en mi fragilidad, en mi debilidad, en mi pobre existencia, pero adorándote y alabándote me santifico, me renuevo y me purifico!

¡Gracias, Señor, porque tu Corazón palpita en el Sagrario que se convierte en mi morada, en mi refugio, en mi lugar de encuentro contigo!

¡Te amo Sagrado Corazón de Jesús, que rebosas amor! 

Tomado de : https://orarconelcorazonabierto.wordpress.com/tag/adoracion-al-santisimo/