Testimonios del Encuentro Canossiano de Jóvenes

A días de vivir el MÁS, Encuentro Canossiano de Jóvenes, que reúne a toda nuestra querida comunidad y familia canossiana, puedo decir que me llena el corazón saber que en este año jubilar tantos jóvenes han dado su valiente, paciente y generoso; para vivir unos días de alegría, testimonio, Fe, esperanza, mensajes de amor y paz, ante un mundo y una juventud que tanto lo necesita.

Como servidora en el equipo de la Pastoral Juvenil Canossiana y profesora, me da alegría saber que nuestros chicos tuvieron ese espacio, momento, para poder encontrarse, conectarse con el Carisma, con otros jóvenes y por sobre todo con Jesús. Por eso, en este servicio vuelvo a renovar las fuerzas de que, en el lugarcito que nos toque, hay que servir con valentía y con un corazón grande, lleno de esperanza en los caminos del Señor, para que sea Él quien conduzca el servicio y el peregrinar en esta vida; renovar las fuerzas para animarse a amar y abrazar la vida con esperanza, porque como lo dice nuestra fundadora Magdalena «Quien ama no conoce fatiga, ya que el amor no conoce cansancio», fue así como se vivió, amando cada detalle, cada palabra, cada abrazo y testimonio.

Así que bendecida y con el corazón ardiendo de alegría y amor, doy gracias a Dios por tan bonita experiencia para ser más en este mundo y la vida de uno mismo, para poder reconocer que podemos dar más y el Señor anhela eso, y que arriesgar a más en este peregrinar trae buenos frutos. En este año en especial y recordando al Papa Francisco que nos decía que no debíamos perder la esperanza, la alegría y las sonrisas, puede decir que el encuentro transmitió todo ello en el corazón y no me quedan más palabras que decir ¡Gracias comunidad de amor!

Florencia,  de Jardín América

 

El MAS 2025 fue para mí una experiencia única. En los talleres que preparamos, tuvimos la oportunidad de representar situaciones que muchos jóvenes viven en carne propia: no sentirnos valorados, no ser parte de un grupo, o pensar que nuestras palabras no importan y al ponerlas en escena me di cuenta de que no son cosas que me pasan solo a unos pocos, sino que son muchos los jóvenes en estas situaciones.

Me marcó especialmente el momento en que pudimos hablar en grupo después de las dramatizaciones. Escuchar a los demás contar sus experiencias me ayudó a descubrir que cuando alguien se anima a compartir, genera un espacio donde otros también se sienten libres de hacerlo.

Me ayudó a sentir que, aunque a veces parece que caminas solo, siempre hay alguien dispuesto a acompañar. Estar rodeado de jóvenes que pasan por lo mismo te llenó de fuerza, y sobre todo de esperanza.

Lautaro,  de Berisso