Reflexión para jóvenes canossianos
que acompañan a Jesús
en el camino hacia la cruz

 

COMO JÓVENES CANOSSIANOS Y ACOMPAÑANDO LA PASIÓN DE CRISTO, VAMOS A HACER NUESTRO CAMINO HACIA LA CRUZ. RECONOZCAMOS EN DIFERENTES ROSTROS CONCRETOS EL ROSTRO SUFRIENTE DE JESÚS:

RECONOCEMOS A JESÚS EN:

 

EL ROSTRO DE LOS SENTENCIADOS POR EL HAMBRE Y LAS INJUSTICIAS, POR LAS FALSAS ACUSACIONES Y POR EL DESCRÉDITO INMERECIDO, POR LOS QUE SUFREN EN SILENCIO EL DOLOR ANTE COMENTARIOS AGRAVIANTES O HUMILLANTES.

Señor, que sea yo instrumento de reparación y voz de los silenciados para que alcancen la justicia. Que, como la Verónica, mujer valiente y decidida que se acercó a vos cuando todos te abandonaron, yo no te abandone en esos rostros, dejándome llevar por el «qué dirán» o por no atreverme a defender al prójimo ausente.

EL ROSTRO DE CANSANCIO DE LOS QUE CARGAN PESADAS CRUCES, DE LOS QUE TRABAJAN SIN RECIBIR LA REMUNERCIÓN JUSTA, DE LOS ENFERMOS Y DE LAS PERSONAS QUE ACOMPAÑAN EL DOLOR O LA ENFERMEDAD DE SUS SERES QUERIDOS, DE LOS QUE ALZAN JUSTAMENTE SU VOZ Y NO LOGRAN SER ESCUCHADOS.

Señor, te ofrezco mis cansancios cotidianos y mis pequeñas fatigas para que en ellas descansen otros más agobiados que yo. Que pueda descubrir mi misión de ser como el Cirineo, capaz de compartir la carga de la cruz de otras personas que encuentre en mi camino.

EL ROSTRO DEL QUE TROPIEZA CON LOS OBSTÁCULOS, DE LOS DESORIENTADOS QUE NO ENCUENTRAN LA SALIDA A SUS PROBLEMAS, DE LOS QUE NO PUEDEN AVANZAR EN SU CAMINO DE VIDA O DEBEN VOLVER SOBRE SUS PASOS, DE LOS QUE PERMANECEN PARALIZADOS ANTE LA IMPOSIBILIDAD DE HALLAR UNA SOLUCIÓN A SUS CONFLICTOS.

Señor, que yo sea mano tendida, abrazo siempre dispuesto, voz que anima y palabra que orienta frente al que ha caído en el desánimo, del que se siente superado y ha elegido bajar los brazos, de tantas familias y jóvenes en crisis que necesitan reconocerte a través de mí.

 

EL ROSTRO DEL CAÍDO EN EL CAMINO HACIA VOS, DEL DESCREÍDO, DEL ALEJADO, DEL MARGINADO DE LA SOCIEDAD, DEL ABANDONADO A SU SUERTE, DEL QUE SE HA SUMERGIDO EN LAS ADICCIONES, DEL QUE HA PERDIDO TU CONFIANZA EN VOS.

Señor, que pueda yo ayudarlo a encontrar caminando a su lado a tu Madre en todos los momentos de su vida, y pueda apoyarse en su cariño maternal hasta el último día de su existencia.

EL ROSTRO DEL DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS, DE SUS PERTENENCIAS, DE SU TIERRA Y DE SU CULTURA, DE TANTOS REFUGIADOS Y EXILIADOS QUE SUFREN EL DESARRAIGO COMO CONSECUENCIA DE LUCHAS SOCIALES, POLÍTICAS Y TERRITORIALES.

Señor, que sepa yo, huyendo de mi propio egoísmo, ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren.

EL ROSTRO DEL QUE SUFRE ANTE CADA CLAVO QUE LO ATA A SU CRUZ: LOS CLAVOS DE SUS ERRORES, DE SUS APEGOS DESORDENADOS, DE SUS DEPENDENCIAS, DE SUS MIEDOS Y DE SU EGOÍSMO.

Señor, que, como joven comprometido con tu Amor, pueda ser luz entre los otros, llevando tu mensaje en mi alegría de vivir, hermanado con los demás. Que pueda ser para ese rostro encadenado alivio para sus llagas y remedio para sus heridas.

ROSTRO DEL QUE MUERE ANTE LA INDIFERENCIA, EL DESINTERÉS Y EL EGOÍSMO DEL MUNDO, DE LOS ANCIANOS OLVIDADOS, DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDADES Y DE TANTAS MUJERES Y NIÑOS A LOS QUE SE LES HAN VULNERADO SUS DERECHOS.

Señor, que pueda encontrar el valor y la fuerza para ser mensajero de la esperanza con el anuncio de tu resurrección que nos libra de todo dolor y de toda angustia, y nos hace descubrir el despertar de una nueva primavera para todos los oprimidos. 

 

ORACIÓN FINAL

Te suplicamos, Señor, que nos concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que meditemos tu Pasión, quede grabado en nosotros con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por la humanidad y tus constantes beneficios. Señor, que nos acompañe, durante toda nuestra vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.

Virgen Santísima de los Dolores, miranos con tus ojos amorosos cargando la cruz de nuestro sufrimiento; acompañanos como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; sos nuestra Madre y te necesitamos. Ayudanos a sufrir con amor y esperanza para que nuestro dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.