“El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro…” (Juan 20, 1-9)

Meditación

I

Esta es una mañana nueva… es un día nuevo, porque nueva es la historia: Cristo ha resucitado. Y vive en medio de nosotros, resucitado.

Hoy como Iglesia celebramos el día más grande de la historia: guiados por una mujer que extraña al Amado de su vida y lo busca, un joven amigo que corre para responder al llamado de la Vida, un amigo experimentado que sabe de fracasos y traición pero que sabe más del Amigo Fiel, con ellos, en comunidad. Vamos buscando al Resucitado, el sepulcro está vacío, las vendas a un lado…

¿Dónde buscarás a Jesús desde ahora?

Jesús está vivo:

 

II

La resurrección de Jesús es la llave;  Él   sigue con nosotros, le da  sentido a nuestra existencia, su luz y su belleza viene de nuevo a nuestro encuentro,  de nuevo nos ofrece el Reino, de nuevo alumbra humanidad en nuestros corazones.

En silencio, déjate iluminar por la Luz de Jesús…

 Jesús, presento a tu Luz, mis desánimos, cobardías, miedos, prejuicios, todas mis oscuridades, que son huellas de  muerte. Graba en mi corazón las huellas de tu Vida y dame la fuerza para contarlas. Dame la paz, la alegría, la bondad, la confianza que brotan de tu Presencia Resucitada.

III

Recita lentamente este Himno pascual…

Himno pascual

Tu cuerpo es preciosa lámpara,

llagado y resucitado,

tu rostro es la luz del mundo,

nuestra casa, tu costado.

Tu cuerpo es ramo de abril

y blanca flor del espino,

y el fruto que nadie sabe

tras la flor eres tú mismo.

Tu cuerpo es salud sin fin,

joven, sin daño de días;

para el que busca vivir

es la raíz de la vida. 

Amén.

 

Yo creo en tu Resurrección: