Contempla con María al Crucificado

Vamos con María al Monte Calvario, Monte de los Amantes

Meditación

I

“El camino para asemejarse a Cristo y a María pasa a través de la Cruz” (M. Elda Pollonara)

 María, la madre de Jesús vive su dolor en el dolor de su corazón.

María, vive su soledad en la soledad de su corazón.

María, vive su abandono desde el abandono en las manos de Dios.

María, casa donde Dios habita complacido, siente su alma rasgada como el velo del Templo.

María, la llena de Gracia siente su alma inundada de la sangre de su Hijo.

María, mujer adulta descubre en su Hijo Crucificado como el nuevo ángel Gabriel (ahora se llama Jesús) que le comunica en una nueva Anunciación el nuevo Proyecto de Dios: ser Madre del Crucificado, de muchos hijos en la nueva humanidad en la Iglesia.

María, hoy sigue acompañando el dolor y la pasión de su Hijo en los hijos que engendró en la cruz aquel Viernes Santo. Son todos los que hoy sufren el flagelo de la pandemia… en un nuevo  Viernes Santo.

 

II

María, es la mujer nueva, canal de Gracia, camino de llegada del Verbo y camino de retorno a Dios en Cristo Jesús”.  (M. Elda Pollonara)

En este Viernes de la Pasión ve a encontrarte con Jesús de la mano de María. Con ella acércate al misterio entrañable de la Encarnación y contempla la obra del Padre en el Hijo Amado.

Escucha con el corazón la Voz de Cristo en la Cruz, al lado de Ella:

  • «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
  • «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».
  • «Mujer, ahí tienes a tu hijo”.
  • « ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?».
  • «Tengo sed».
  • «Todo está cumplido».
  • «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».

Mira con María a Jesús, hundido, humillado, abandonado y pídele que ella quite el velo que cubre ese dolor que lucha con el trago amargo para cumplir con la Voluntad del Padre y te haga ver en la noche.

Mira a Jesús atado a la columna, flagelado cruelmente, golpeado sin piedad, a Jesús que  soporta en los golpes el peso de nuestros pecados.

Mira a María en silencio, pídele que te haga ver el precio de esa sangre derramada. Que te ayude a entrar en el corazón manso y humilde de su Hijo que soporta en silencio el dolor y perdona a quien lo golpea.

Mira con María a Cristo con espinas, con burlas, a quien le dan bofetadas, arrancándole la barba y escupiéndole. Vendan sus ojos y se ríen a carcajadas ¡ que dolor!

Pídele a María que te ayude a ver por dentro el corazón de su Hijo y que te descubra su  Humildad y dulzura ante los hombres.

Mira a Jesús cargado con la Cruz  Caído bajo el madero Hundido bajo el peso de nuestros pecados.

Mira con María sus pasos vacilantes y que ella te enseñe a seguir las huellas del camino  del Maestro, sin desfallecer, Pídele a María que descubra tu corazón en la profundidad de la mirada de Jesús.

Quédate junto a María en el Gólgota y contempla el cuerpo roto de  Jesús para entrar en las llagas de Su costado. Escucha sus últimas palabras, con ellas fija su imagen en tu interior, para que no las  olvides jamás.

Pídele a María que te enseñe a ser fiel como su Hijo, fiel al Padre hasta la muerte de cruz.

 

III

Baja del monte con María en silencio y cumple la Palabra de vida de su Hijo: llevándola a tu casa, a tu vida, abriendo tu corazón a la Madre. Es el último regalo del Crucificado.

En esta Semana Santa, Madre Dolorosa,  recorre el camino de la Pasión  de cada uno de tus hijos azotados por la pandemia.

Inspira a muchos hijos para que como el Cireneo ayuden a Cristo sufriente en los hospitales, en las casas, en la investigación de medicinas, en los laboratorios, y personas dedicadas a la salud. Y fortalece con tu consuelo maternal a tantos otros cireneos que exponen sus vidas con total entrega por amor a sus hermanos.

 

Acompáñanos, María… Tú sabes cómo actuar en el dolor, en la soledad, tómanos de  la mano, acércanos a Dios.