Ella entendió el Amor que Él enseñó…
Meditación
I
Sábado de silencio, hondo, silencio que espera una Presencia.
Sábado de espera de Aquel que hace nuevas todas las cosas y que recrea las actitudes y gestos que traen de vuelta el Amor a nuestras vidas.
Vivamos este silencio y esta espera con María, Madre y Esperanza Nuestra, Ella espera en el Amor que tendrá la última palabra, ese mismo Amor que nos ha confiado a su maternidad.
Silencio…
II
María es Madre que comprende y sostiene nuestros calvarios, nuestros sufrimientos, nuestra fragilidad y soledad porque sabe de qué se trata.
Ella permanece de pie al lado de la humanidad cansada y herida: por la amargura y el pesimismo que parece ahogarla, por la aparente victoria de los enemigos de su Hijo que la rodean y la corrompen; permanece de pie sosteniendo cuando los horizontes se cierran por las dificultades y los caminos parecen no conducir a ningún lado, cuando las expectativas depositadas en las personas o proyectos se ven defraudados, cuando es necesario empezar de nuevo.
Ella, la Madre del Amor que ha sido maltratado, espera sin tristeza y espera con “los hermanos de su Hijo que todavía peregrinamos”
Escuchá y contemplá a María con las palabras de este bonito canto…
A tanto amor:
III
Para orar pausadamente delante de la imagen de la Virgen
Los dolores de María
(Después de cada dolor reza un Avemaria)
- La presentación de Jesús y la profecía de Simeón: una espada de dolor atravesará tu alma.
- La huida a Egipto porque Herodes quiere matar al Niño.
- Jesús se pierde y es encontrado después de tres días en Templo.
- María encuentra a Jesús con la Cruz camino al Calvario.
- María al pie de la Cruz.
- María recibe en brazos al Hijo.
- La sepultura de Jesús y la soledad de María.
Oración
María, mujer de esperanza, ¡quédate con nosotros!
Enséñanos a esperar, porque escasea el pan de la fraternidad, nos falta el vino de la alegría, nos han robado el silencio, tenemos hambre de verdad, sentimos sed de Dios, estamos heridos de angustia, tenemos rota la paz.
María, ven con nosotros, ven a nuestra casa.
Contigo recreamos la esperanza, soñamos el nuevo amanecer de un mundo más humano.
Contigo seguimos alumbrando el proyecto nuevo de Jesús.
Contigo seguimos tejiendo una humanidad fraterna y solidaria
Virgen y Madre María. Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.
María del Evangelio viviente,
Manantial de alegría para los pequeños,
Ruega por nosotros. Amén
(Papa Francisco, E.G. 288)