“Dios los suscita para que su ejemplo brille como luz e impulse nuestros pasos..”

 

El 1 de marzo celebramos el 248 aniversario del nacimiento de Santa Magdalena de Canossa, compartimos   un párrafo del discurso de Pío XII con motivo de la Beatificación de Nuestra Madre.

 

“…el designio particular de la Providencia divina, que gobierna el mundo y la Iglesia, queridas hijas, debe ser reconocido en la glorificación de su Fundadora, Magdalena de los marqueses de Canossa, dulce y admirable imagen de mujer, que vivió en el mundo tanto como en la vida religiosa, elevada hoy a los honores de los altares, y presentada para la veneración pública del pueblo cristiano en este doloroso momento, en el que gran parte de la humanidad, angustiada, desgarrada, conmovida, más que nunca puesta a prueba, siente las aflicciones de una guerra terrible, prolongada y cada vez más vasta, sin que nadie pueda prever un final inminente. No quedó ajena a los males de las disputas bélicas, la nueva Beata aprendió la piedad de ayudar a los pobres, y valiente y generosa conoció la crisis política y social…que conmocionó Europa durante 25 años.. Estos trágicos años no los vivió a salvo, lejos de la lucha y la invasión de los ejércitos, sino en su Verona, ciudad destinada a pasar de mano en mano entre los vencedores; y probó también, fuera del lugar natal, a los 22 años, en 1796, la tristeza de los refugiados, en búsqueda con su familia de un refugio, viviendo como huéspedes en Venecia, así como, durante la campaña del 1800 debió experimentar la angustia de la ciudad sitiada, de los bombardeos y de la ocupación enemiga. Los acontecimientos de la vida de los santos, si son el lugar de entrenamiento en la virtud, se convierten para nosotros en una enseñanza y en una advertencia: Dios los suscita para que su ejemplo brille como luz e impulse nuestros pasos. En el tiempo que le tocó vivir, no muy diferente del actual, su Madre fue enviada por Dios para ser el modelo tan necesario, tanto entonces como ahora, de una vida enteramente dominada por la caridad, de una caridad tierna sin dudas, pero también fuerte, firme, emprendedora, que no retrocede frente a nada ni frente a nadie…»